Los mayores también ayudan

Asi empezaba el mail de Vivian. Ser voluntario a la edad de jubilación no es muy común, pero sí muy gratificante según nos cuentan nuestros voluntarios mayores.


Los voluntarios ayudan en las clases creando material, apoyando a los niños que tienen más dificultades, organizando actividades como educación física o manualidades, en definitiva, complementando su educación para hacerla más entretenida a la vez que didáctica y conseguir la atención y el interés del niño por ir a la escuela y aprender.

Vivian y Ricardo están jubilados desde hace un año. Este matrimonio chileno, que son de profesión Psicopedagoga e Ingeniero, tardaron 15 minutos de conversación en decidirse por cambiar sus planes de vacaciones por un voluntariado de 3 meses en Nicaragua. Renunciaron así a un viaje de ocio para entregarles su tiempo y cariño a estos niños.



Preguntándoles por su experiencia, dicen:
"La modificación de las prioridades de uno mismo, te hace mucho bien." Dice Vivian cuando estamos comentando las distintas incomodidades por las que todos los voluntarios pasamos, que incluye vivir en casas más humildes y compartir el espacio con gente desconocida de distintos países, y más joven que ellos.

"En el mundo todavía falta mucho por hacer." Dice Ricardo cuando piensa en lo que él creía que iba a ser su jubilación.
La mayor ventaja de hacer un voluntariado a esta edad, dicen que es "la experiencia, tener la capacidad de observación y ver el conjunto del sistema."
Su objetivo: que los niños regresen a la escuela al día siguiente, nutrirse de la experiencia, crecimiento personal y conocer a la gente del país (al vecino, al vendedor, etc.)

El mayor inconveniente, "la capacidad física, no poder jugar con los niños o caminar a las escuelas como hacen el resto de voluntarios."

Ahora somos 59 voluntarios, 5 de ellos mayores, el resto jóvenes de entre 18 y 30 años en su mayoría, pero todos igual de importantes. Gracias.

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